César “El Duro” Benítez

“Esto te da fuerzas para seguir trabajando por los chicos”

 

César Benítez tenía un plan. Iba a ser arquero de fútbol. Se fue a Buenos Aires a estudiar y jugar, pero dejó el fútbol. Empezó a entrenar artes marciales mixtas, se convirtió en luchador y decidió que iba a ayudar a los pibes de su barrio a través del deporte.

En 2014 comenzó con un pequeño gimnasio, con algunas pesas y elementos armados con lo que había y con un puñado de alumnos. Hoy tiene a más de 60 chicos y de a poco le fue dando forma al Team ‘El Duro’ Benítez, que se encuentra en el barrio Prosol II, de Posadas.

César divide su tiempo entre el gimnasio y su trabajo como albañil. Va de la obra al gimnasio y del gimnasio a la obra.

“No me esperaba este reconocimiento. Me pone muy contento y es algo que te da fuerzas para seguir trabajando por los chicos”, reconoció emocionado uno de los finalistas nominados para el Misionero del Año.

Cuando comenzó con su gimnasio, la idea de César era darle un lugar a chicos y adolescentes para que pasaran menos tiempo en la calle. “Hoy contamos con más de 60 chicos en el Team. Hay chiquitos, adolescentes y gente más grande. Ahora en el verano seguramente tendremos más, porque los chicos no van a la escuela y quieren ir al gimnasio”, aseguró el luchador de 32 años.

En su espacio, César no cobra para darles clases. Es su manera de contribuir a hacer un mejor lugar su barrio y de que más pibes estén entrenando y no en la calle.

“Ahora tenemos un salón comunitario, la cancha de fútbol tiene luces y de a poco, con la ayuda de la gente, vamos poniendo lindo el barrio”, contó sobre los avances que vivencia el lugar.

A la par de su trabajo como albañil y de ser profesor en su gimnasio, el Duro Benítez se entrena para ser campeón argentino de artes marciales mixtas. El posadeño luchará por el cinturón en Tucumán y también tiene planeadas peleas en Brasilia.

El año pasado, la pandemia le dio un duro golpe y su trabajo estuvo un tiempo parado. Pese a ello, en ningún momento abandonó el entrenamiento ni a sus alumnos y apenas lo pudo reabrir no dudó. “Yo hago trabajos particulares y doy clases. No vivo ni de las clases ni de las peleas. Acá en Argentina no vivís de esto. Lo hacés porque te gusta, porque te llena”, aseguró.

“Estos reconocimientos son un mimo para uno. No es algo que se espera o para lo que se trabaja, pero te ayuda a seguir adelante. Es lindo ver el proceso de los chicos, que estén en el gimnasio y no en la calle”, agradeció César.

 

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